El Matador jugó un flojo partido, con rendimientos individuales bajos, pero lo fue ganando casi todo el partido. Sin embargo, se durmió y el local se lo dio vuelta en los minutos finales.

Sin jugar un gran partido, el Tigre del Chimi Blengio había conseguido un gran triunfo en Tucumán. Hoy había que confirmarlo y el equipo quedo en deuda, dejando mucha preocupación.

El Matador nunca pudo hacer pie. El local fue el que siempre propuso, aunque sin tanta claridad. En ese contexto el que pegó primero fue la visita. En la primera de muy pocas llegadas profundas, desborde Magnín y gol de Priotti. A partir de allí, se retrocedió y casi que lo único que se proponía era defender, aunque esta vez, la solidez fue la ausente. Imprecisiones en todas las líneas hacían de cada aproximación de Rafaela en el empate. Por suerte, Marinelli y el palo, el primer tiempo terminó en ventaja para Tigre.

En el complemento se fue la suerte y llegaron los errores individuales. Sansotre se duerme y Bieler lo empata. Se venía la noche y de golpe apareció la luz. Linda asistencia desde el arco de Marinelli. Buen pivoteó de Luna para el desborde de Becker, gran centro y mejor asistencia del propio Chino para un gran gol de Compagnucci. A partir de allí, en la medida que Tigre retrocedía, el local iba e iba. Una sola oportunidad se tuvo para liquidarlo, pero Román Martínez mostró toda su inactividad. Luego llegó el gran error entre Luciatti y Marinelli para el empate de Copetti y el descuido en la pelota parada, para el propio Copetti, de vuelta un partido, que otras veces no se da, pero que en realidad fue merecido, porque, en definitiva, Tigre jugó mal y cuando jugas mal, pocas veces se tienen resultados positivos.

Todo el entusiasmo de la primera fecha, se contrarresta con el partido de hoy. El próximo será ante Dálmine y quizás, sea la medida justa para saber si el equipo está en condiciones de pelear por el ascenso.