Triste imagen de un equipo sin ideas futbolísticas, ni entrega anímica para revertir un destino marcado por la frustración. Perdió de local con Defensores de Belgrano y quedó prácticamente sin chances de buscar el primer ascenso y con todas las dudas para el segundo.

No había margen para el error. Era un partido para romperse el alma, sacar fuerzas de donde no las hay y sacar a relucir el amor propio de cada futbolista. Nada de eso. Todo lo contrario. Se perdió sin atenuantes ante un equipo que con muy poco, se llevó merecidamente los tres puntos. Sin entrar en una crónica del partido, la finita e irresponsable expulsión de Moiraghi influyó, pero la reacción ante la adversidad brilló por su ausencia y dejó en evidencia la falta de respuestas futbolísticas y anímicas, que dejan la sensación que no se está a la altura del objetivo marcado: el ascenso.

Es fútbol y todo puede pasar, pero si el cambio no es inmediato, el ascenso es imposible. Lo más preocupante son las declaraciones pos partido de varios futbolistas y DT, que como pasa muchas veces, no reconocen lo que muestran y buscan enemigos donde no los hay.

Todos queremos ascender, pero no todos somo capaces de ver la realidad.