Tigre perdió por penales ante San Martín de SJ y seguirá en la Primera Nacional, mínimo un torneo más. La temporada terminó como empezó, con un Tigre que no estuvo a la altura de las expectativas de la gente, obtuvo el resultado final que mereció en la cancha y que se podría simplificar en una sola palabra: FRACASO.

Tigre inició esta atípica Primera Nacional con la base del equipo campeón, ni hablar del mayor presupuesto por lejos de la categoría y como el candidato unánime, pero hizo agua por todos lados. Terminó quinto y muy lejos de la punta antes de la pandemia. El paso por la Libertadores lo vio como uno de los peores participantes de la competición y en la reanudación con nuevo formato, más que menos dio lástima y quedó eliminado en la primera instancia, en la que podía quedar eliminado. UN PAPELON

La palabra FRACASO suele ser muy fuerte y doloroso, deja secuelas y enfrentamientos propios de acusaciones cruzadas. Para llegar a ese rotulo de FRACASO, se tienen que hacer muchas cosas mal y por bastante tiempo. Estas líneas, en estos momentos, no pretenden puntualizar en responsabilidades, porque son muchas e involucra a muchos sectores en distintos grados, incluso a nosotros mismos que solo hablamos de la “pelotita” y no nos dedicamos a lo institucional, enfocado a lo social. Está claro que en una gestión personalista, el FRACASO tiene una cara visible: EZEQUIEL MELARAÑA. Pero, si todos sabemos que el presidente se manejó siempre así y utilizó las mismas formas de conducción siempre, tanto en el éxito como el fracaso, debemos realizar también nosotros una crítica constructiva y mejorar día a día en función del crecimiento del club… si no todo queda en un desahogo en redes sociales y no sirve de nada.

Sergio Daniel Pavón