El Matador, sin jugar bien, se lo ganaba con poco a Temperley, pero en tiempo de descuento, en un blooper desgraciado de Cabrera, regaló dos puntos fundamentales de cara la lucha por la punta de la zona. Fue 1 a 1. El gol de Tigre, Ijiel Protti.

Lo primero que hay que decir, es que Tigre volvió a jugar mal. Sin juego colectivo que avasalle al rival y con bajos rendimientos individuales, sigue evidenciando que aún, no recuperó la memoria futbolística que lo hizo el candidato de todos. Para muchos lo sigue siendo, pero más por potencial, que por lo que se ve en cancha. Salvo el partido por Copa Argentina, el equipo no es, el que fue en el comienzo de la temporada.

Las diferencias de planteles, la localía y los 15 puntos que lo separaban en la tabla de posiciones, hacían de Tigre, el gran candidato del partido, no solo a ganarlo, sino también de no sufrir el partido. Nada de eso se vio en cancha.

Un primer tiempo sin dominadores ni dominados. Si bien Tigre siempre tuvo la iniciativa, se repartieron las llegadas en cantidad y calidad. Eso si, ninguno de los dos, lució bien desde los futbolístico.

En el complemento se vio lo mejor del Matador. Fue acorralando a un Temperley, que ni siguiera estaba expectante a alguna contra. De todas formas, lo dicho, el equipo de Diego Martínez no jugó bien colectivamente y las individualidades no brillaron. Prediger y Blondel fueron los mejores, sin ser sus mejores partidos.

La noche se encaminaba para un empate en cero. Está claro que, si tenes jugadores capaces de desequilibrar y aunque estén ausentes, siempre hay una esperanza que en algún momento se iluminen. Y así pasó una vez. Gran habilitación de González Metilli, gran centro de Prietto y pase al gol de Ijiel Protti. Gol y a controlar el partido, para ganar y llegar a la punta, pero lo inesperado, sucedió.
Cuando se terminaba el partido, un error defensivo individual, más emparentado con la mala suerte que con otra cosa, generó un gol digno de las secciones de blooper de algún programa de entretenimientos. Increíble. Mala suerte, tanta como en la última que tuvo Enzo Díaz en el último instante, donde pierde un gol muy factible de hacer.

Fue un empate que genera tristeza, porque estaba ganado. Se perdieron dos puntos fundamentales, pero lo más preocupantes es que, cuando todos pensábamos que el equipo se había recupera, no lo hizo.

A seguir trabajando y no bajar los brazos. Se sigue arriba y expectantes. Todos los equipos tienen altos y bajos rendimientos, todos los equipos pasan por rachas positivas y negativas. El equilibrio y la inteligencias, harán la diferencia.

El próximo partido será en Mendoza ante Maipú, el sábado 28.