Ganó Tigre y quedó, al menos por hoy, como único puntero. Lo hizo merecidamente en un partido duro, enredado y luchado. No mostró su mejor versión desde lo futbolístico, pero lo jugó como se deben jugar partidos así. Fue 2 a 0 con goles de Milton Céliz y Pablo Magnín.

Está claro que no todos los partidos pueden jugarse de la misma manera. Siempre se intenta repetir las mismas formas, pero no todos los encuentros se dan iguales. Frente a Maipú, un rival se equivocó, se aprovechó y el partido se abrió; hoy no fue así. Agropecuario vino a contrarrestar desde la presión, el enredo, lo físico y lo logró. Tigre siempre fue más, aunque nunca pudo imponer condiciones y las individualidades no brillaron en el mano a mano, que era la única llave de un partido enredado.

En el complemento, Agropecuario en el inicio, aviso que podía ganarlo de contra. Sin embargo, con el pasar de los minutos y en con un par de buenas jugadas, Tigre demostró que era mucho más y por convicción y ganas estaba más cerca.

De un córner llegó la tan ansiada conquista. Centro picante de Menossi, Sand que de rebote y alguien que la empuja entre varios. Todos festejaron y todos abrazaron a todos, confundiendo a todos, sobre quién fue el autor de la conquista. Hubo que ver muchas repeticiones para entender que fue Celiz, y aun así, otros tantos aseguran que fue Fernández. Lo de menos, lo fundamental que fue de Tigre y encaminó un partido chivo.

Con las sombras del recuerdo ante Temperley, Tigre cuidó el resultado muy concentrado y casi sin pasar zozobras. Una sola tuvo la visita peligrosa, la de Dening y nada más.

Cuando se jugaba tiempo de descuento, llegó el gol de Magnín de todos los partidos, para decorar un gran triunfo desde lo que significa, más que por lo futbolístico. ¡¡¡Vale!!! ¡Recontra vale!

Ahora esperar el duelo de Copa Argentina ante Defensa y con la mente puesta en el duro compromiso de la próxima fecha de visitante ante Quilmes.