El Matador fue una sombra, jugó mal en todas las líneas y lo perdió en 20 minutos. El equipo nunca reaccionó, confirmando el declive futbolístico en la etapa final del torneo. La derrota fue por 3 a 2 con goles de Obando y Prieto.

El rotulo de ser unos de los equipos que mejor juega al fútbol nos confundió. Pretendemos jugar siempre bien y ganar, cuando en realidad, tal vez, estamos para sumar lo máximo posible. Es cierto que hubo partidos muy buenos, pero en los siguientes, el discurso pasaba por “nos están encontrando la vuelta” o “no se puede jugar siempre bien” y estos últimos partidos, la realidad nos marca que el equipo jugo muy mal por momentos y los rendimientos individuales en su mayoría bajó y en algunos casos mucho.

Hoy enfrentaba a un Vélez en crisis y empezó ganando. Un equipo que juega bien, es inteligente y sus individuales la rompen, no puede vivir lo que vivió esta tarde en Liniers. En 20 minutos, Vélez te lo empató, lo dio vuelta y estiró diferencias contra un equipo que no estuvo en cancha.

En el complemento nada pasó. Vélez aguantó y Tigre mostró toda su incapacidad de reacción cuando desde lo futbolístico nada sale. El descuento sobre el final, fue fuera de contexto, que dio esperanzas, pero de ahí al final, no se pateó al arco.

Las esperanzas de clasificación siguen intactas y las mayores probabilidades están a favor. Incluso se puede clasificar en esta fecha dependiendo de otros resultados factibles. Lo que más preocupa no es la clasificación, lo preocupante es el bajón futbolístico de un equipo que mostró que puede mucha más y por momentos no demuestro lo que supo hacer.