A los tumbos, atando con alambres los obstáculos y presionando en la puja de poderes. Así se organizan los partidos de la Copa Argentina. Eligen la sede, tardan en precisar día y horario, venden entradas y después se enteran que el municipio no cede su distrito para jugarlo. Por ahora la organización no dice nada, siguen intentando jugarlo y los clubes suspendieron las ventas de entradas.

Todos sabemos que la organización es la gran falencia del fútbol argentino, pero a veces, roza con la falta de respeto al hincha. Falta de respeto que igual no importa mucho, porque el hincha, movilizado para la pasión, protesta un poco y sigue a su equipo de cualquier forma.

Se luchó con el organismo de seguridad para definir el horario del partido y luego se enteraron que el municipio de Lanús no estaba dispuesto a ser cede del encuentro. Ahora se depende de la lucha de poderes para “hacer entender” a quien corresponda, que se puede jugar.

La falta de comunicación entre las partes es notoria. Comunican antes de confirmar todo, primero dicen se juega el 1 de junio, más tarde la cancha, al otro día el horario y después se pone en duda todo.