Tigre intentó plantear un partido de igual a igual, por momentos lo consiguió, pero sucumbió ante la jerarquía individual del rival y los reiterados errores propios. Fue por un 5 a 3 que debe llamar a la reflexión de todos, en una autocrítica real, sincera e impostergable, aunque no debe ser, ni desmedida, ni compasiva.

Pocos equipos se les plantan a Boca en su cancha, como lo hizo Tigre. Pocos, porque para jugarles de igual a igual, hay que tener la misma jerarquía individual o un equipo consolidado en lo colectivo y una gran actuación. Nada de esto existió. En la jerarquía individual la diferencia es notoria. A tal punto que varios jugadores de Tigre es el “descarte” de Boca y la actuación colectiva dio muchas ventajas.

Boca no es un gran equipo, que te apabulle con el juego, pero jugando mal o flojo, los goles se les caen de los bolsillos y si encima, das muchas ventajas, pasa lo que pasó hoy, te golean.

Sin querer hacer una crónica del partido, hay que sacar como primera impresión, que Tigre intentó, propuso e inquieto, pero que defensivamente dilapido todo, perdiendo sin atenuante ante un rival de una jerarquía individual que fue mucho para muchos de los nuestros.

Conclusión: Un golpe duro, que deberá ser la base para entender de una vez por todas, que estamos para ilusionarnos con otros objetivos: el de sumar y hacer un colchón de puntos que nos permitan no sufrir con los promedios y consolidarnos en esta categoría. Que es lindo soñar con pelear campeonatos, pero lo importante es asentarse como equipo y de primera.