Escribe: Hugo Caporale

Cuando Retegui llegó a Tigre pensé que iba a tener que competir con un titular indiscutible. Magnin era el goleador y una de las figuras del ascenso.

Sin embargo, Mateo empezó a hacer goles y se convirtió en el artillero del campeonato. Pablo cuenta que “Trato de ser feliz con lo que me toca. Fue una alegría haber entrado un rato porque hacía varios partidos que no participaba. Todos queremos jugar. Anímicamente a veces estoy arriba y otros un poco bajón. Pero son las reglas del juego. Ser parte de un grupo implica apoyar y alegrarse con el éxito de tus compañeros”.

“Me preguntan si me voy a quedar y no sé que voy a hacer esta noche. Vivo el día a día y trato de disfrutar el momento. A mi edad prefiero ser titular porque la discontinuidad te afecta más. Cuesta entrar en ritmo con tus compañeros cuando no jugás”.

“Nos quedan partidos muy difíciles. Te hablo de lo mental más que de lo futbolístico. Llega una época del año donde todos juegan por algo y el desgaste es mucho mayor”.

“El nivel de un equipo lo marcan los suplentes. En una competencia sana son los que provocan que los titulares no se relajen y mantengan el rendimiento óptimo”.

Cada vez que Magnín ingresa baja una ovación de la tribuna. Se escucha un “vamos Pablo” que es todo un símbolo. Y excede a su enorme capacidad de goleador. El guapo es un Matador que nunca se rinde